Las prácticas restaurativas tienen su origen en los métodos tradicionales de resolución de conflictos de la cultura Maorí, en Nueva Zelanda y se nutren, entre otras disciplinas, de la Comunicación no Violenta.
Son un conjunto de intervenciones que se aplican en los ámbitos educativo, empresarial, familiar, social o judicial para la resolución positiva de conflictos, gestión de proyectos y reuniones o creación de comunidad.
La integración de las prácticas restaurativas en las organizaciones con la ayuda de profesionales especializados tiene como beneficios el desarrollo de habilidades de comunicación e inteligencia emocional, la prevención de nuevos conflictos o la reducción del riesgo de bullying o acoso laboral.
Las prácticas restaurativas han alcanzado su grado de investigación y difusión gracias a la labor de instituciones como el Instituto Internacional de Prácticas Restaurativas.
Muy interesante. Esperemos qs abra camino tan interesante técnica
Gracias por tu comentario, Pacopi!